Hablar del Bebo es hablar de Libertad, de esa época dorada que unió a ambos durante tantos años. Juntos tuvieron dos ascensos, un título de Liga Nacional y dos Ligas Sudamericanas, además de tantos otros logros. Repasamos la historia de uno de los jugadores más emblemáticos de Sunchales y el camino que tejió junto a la institución aurinegra.
Si hablamos de Libertad, uno de los clubes más emblemáticos de la Liga Nacional, a la cabeza van a llegar una gran cantidad de nombres que marcaron una época dentro de la institución. Sunchales, una modesta ciudad de 20 mil habitantes y a menos de 150 kilómetros de Santa Fe capital, es el hogar de una de las entidades que mayor recorrido tienen dentro de nuestra historia, y grandes héroes han defendido sus colores negro y amarillo a lo largo de sus años de vida.
Jugadores que son leyenda y tienen un fuerte arraigo al club, desde el Gringo Andrés Pelussi, pasando por el Chino Jorge Benítez, Sepo Ginóbili, Pablo Moldú, un poco más acá en el tiempo Marcos Saglietti, y un ícono por demás característico como lo es Mariano Ceruti, historia viviente y pura de Libertad.
Más allá de que en la posterioridad pasó por varios clubes, Bebo Ceruti es sin lugar a dudas una parte grandísima de Libertad. Simbolizó siempre ese corazón aguerrido, esa actitud de ir al frente, de hacerse fuerte ante las adversidades, y por supuesto, de dejar todo en cada pelota.
Ceruti se crió en Libertad, fue su cuna, tal y como Sunchales su querida ciudad natal. Y todo le pasó con una vorágine fuerte, porque con apenas 15 años le llegó la oportunidad de arrancar sus primeros pasos como profesional, con un club que había bajado a la Liga B tras vender su plaza en el TNA a Ben Hur de Rafaela, otro histórico de la provincia. Llegó un muy joven Gonzalo García para tomar las riendas del equipo, haciendo también sus primeros pasos como técnico, y desde entonces todo empezó a ser mágico para los sunchalenses.
Los Tigres pasaron de jugar en el año 96 la Liga B, tercer escalón nacional en ese entonces, a consagrarse campeones de la Liga Sudamericana en el 2002. ¿Qué pasó en el medio? Ascenso y regreso al TNA en el 1996 (solo estuvo una temporada en Liga B que volvió rápidamente de la mano de García), campeón y ascenso del TNA a la Liga Nacional en 1998 (3 a 2 la final contra Siderca, también con García como entrenador), subcampeón de la LNB en el 2001, y campeón al año siguiente del certamen continental anteriormente.
Sí, en 6 años, un cuento perfecto.
Obviamente que la historia de Libertad no se resume en estos seis años, pero sin lugar a dudas que la revolución que provocó en ese proceso fue tremenda. Luego llegarían otro títulos más, como el Top 4 a finales del 2002, otra consagración en la Sudamericana porque también la ganó en el 2007, dos Súper 8 en el 2005 y 2007, subcampeón de Liga Nacional también en el 2006, y finalmente, después de tanto ansiarlo, campeón en la máxima categoría en la recordada 2007/08, con aquel equipo dirigido por Julio Lamas.
Y Ceruti fue parte de todos estos logros de los que estamos hablando. Muchas veces resignó la chance de cambiar de aires por seguir en su Sunchales querida, y sin dudas que uno puede justificarlo viendo todo lo que se logró en ese periodo. Se vivió poco más de una década increíble para la institución aurinegra, casi 12 años de gloria, que quedaron marcados a fuego para un club que así se terminó encaminando como uno de los grandes valores de nuestra Liga.
Por tal motivo, si existe un gran conocedor de toda la rica historia de Libertad, ese es el Bebo. Puede dar fe de todo lo que pasó en aquella época de gloria porque la vivió, y sin dudas que fue uno los picos más fuertes de la historia de institución. Hoy, radicado con su familia e hijos nuevamente en Sunchales ante el aislamiento obligatorio que vivimos a nivel nacional (la 2019/20 jugó para AMAD de Goya, Corrientes, por el Torneo Federal), Ceruti sigue vigente a los 41 años.
En Libertad logró todos estos ascensos y títulos que mencionábamos, pero también tuvo un ascenso con San Martín de Corrientes en la 2010/11 del TNA a la Liga Nacional, otra institución que lo recuerda con cariño. Con los Tigres disputó 11 temporadas entre las dos máximas divisiones de nuestro país (9 en LNB y 2 en TNA), pero también existe todo un recorrido por clubes como el Santo correntino, Oberá TC, Sarmiento de Resistencia, Tiro Federal y Villa San Martín dentro del ascenso; más pasos por Gimnasia de La Plata y La Unión de Formosa en la elite. Como dato de color, cabe recordar que fue elegido el jugador con mayor progreso en la 99/00, en su momento que también lo catapultó a algunas participaciones con la selección argentina.
Así invitamos a Ceruti a una distendida charla para remontarnos un poco a toda esa historia que lo une a Libertad. Obviamente que con Sunchales hay un vínculo especial, inquebrantable, pero también nos adentramos en los recuerdos que tiene sobre Corrientes, la selección nacional, el cariño para con Gonzalo García, y las tres duras y mismas lesiones que lo marcaron en su carrera.
– Me quiero remontar a esos primeros tiempos con Libertad. Vos te criaste en el club desde chico pero a los 15 años te empezó a cambiar la vida, porque en el ascenso a la Liga Nacional del 98 eras muy joven pero la historia viene de antes, ¿no?
. Obviamente. Mirá, si pienso en el ascenso a la A en el 98 también me tengo que remontar al ascenso de la B al TNA en el 96, porque realmente ese grupo hizo una gran historia y tuvo una continuidad en ese proceso. El club estaba en una situación mala económicamente, pero a su vez éramos una gran familia de deportistas, hinchas y dirigentes… éramos todo una misma cosa. En esa época llega Gonzalo (García), y se arma un equipo con todos los chicos del club. Se trajo un solo refuerzo y los mayores, donde estaban Miguel Barbieri que hoy es presidente del club, Fernando Bortolotti, y una camada de pibes que realmente llevábamos al club desde chiquitos, desde los 2-3 años en la sangre, como Seba Porta, Gustavo Lucato, Martín Chiavassa, Hernán Faletto, Seba Riboldi. Tuvimos la suerte de la llegada de Gonzalo y que desde ahí se empiece una forma de vivir y de jugar al básquet que no la teníamos antes, que el propio Gonzalo nos fue enseñando de a poco. Logramos ascender al TNA ese mismo año que llegó Gonzalo. El otro año, ya en el TNA, fue realmente muy bueno como experiencia, llegó Gerardo Corroto y también estaba Dexter Bailey, que fue un americano que estuvo 9 años en el club. Costó muchísimo ese año porque el club antes de empezar no había sponsors y en algún momento se había estimado hasta que jueguen Libertad y Unión juntos porque los dos clubes económicamente no estaban pasando un buen momento. Pero la realidad es que Molfino, un sponsor de Rafaela, nos ayudó ese año.
– Ahí llegó el año del ascenso, apenas dos años después de subir de la Liga B.
. Creo que el único cambio que hicimos fue el americano porque se fue Bailey y llegó Malru Dottin que era un extranjero de alto vuelto, de tremendo nivel, de Liga Nacional, donde había salido campeón con Independiente de Pico, y creo que nos dio el salto de calidad junto con el Mofle Horvath, que fueron los dos abanderados junto con Miguel y Gerardo, todos los mayores, el Chino Benítez también. Estábamos con Fernando Bortolotti más todos los chicos que habíamos quedado del ascenso del 96, y obviamente fue algo especial ese ascenso porque aparte de jugar con todos los chicos el club fue creciendo a nivel profesional y social, y de a poquito fuimos sacando la cabeza afuera del agua. Por eso mismo ese ascenso a la Liga Nacional fue increíble, porque nosotros cuando bajamos a Liga B le habíamos vendido la plaza del TNA a Ben Hur, y Ben Hur creo que estuvo algo de 8 años en ascender y nosotros en menos de 2 años estábamos jugando la Liga Nacional. El ascenso ese fue una locura, cancha llena todos los partidos y como te decía antes, esos dos años del ascenso de la B al TNA y del TNA a la A, a mí me marcaron a fuego porque más allá de jugar profesionalmente en el club además era hincha fanático y realmente hasta el día de hoy cuando lo cuento se me pone la piel de gallina. Creo que fue algo que para el club y para los hinchas es inolvidable, y hasta el día de hoy me parece que ese ascenso a la Liga fue el logro que más nos marcó a fuego a mí y a los hinchas. Sin dudas.
– ¿El funcionamiento ya estaba prácticamente aceitado a esa altura? Porque ya todos se conocían y la base era la misma.
. En ese año del ascenso, ya a esa altura el equipo totalmente aceitado ya a esa altura. El equipo ya venía de mucho antes teniendo un nivel. Ya desde la llegada de Gonzalo, con su idea de juego que la captamos muy rápido tanto los juveniles, los chicos y mayores, y a medida que pasó el tiempo y como el equipo no se desarmó mucho, nos conocíamos mucho de memoria y los jugadores que se fueron incorporando que fueron dos o tres agarraron enseguida la idea de juego. Fue un año que realmente lo ganamos de punta a punta, ni nosotros pensábamos que íbamos a ascender porque había equipos realmente muy buenos. Pasó. Conseguimos el 1 de la fase regular jugando un básquet de alto vuelo y eso hizo que pudiéramos coronarnos campeones del TNA. La llegada de Malru Dottin nos dio ese salto que nos faltaba, porque hacía mucha diferencia y aparte de ser un jugador que anotaba también era un jugador de equipo que nos ayudaba a todos. Fue algo muy lindo ese año porque la pasábamos bien adentro y fuera de la cancha, estaba todo tan sincronizado y estructuralmente tan bien hecho que daba gusto. La gente iba a vernos, iban a ver las prácticas, en ese grupo nos quedábamos 1 hora después de los entrenamientos a seguir entrenando y charlando, y eso creo que hace a un equipo campeón, llevarse bien dentro y fuera del campo de juego. Ese año, como juego de equipo creo que fue uno de los mejores Libertad en los que jugué, más allá de que hubo varios, pero esto era mucho más familiar y un poquito menos profesional. Aunque había dos o tres jugadores que ya vivían de esto, los demás no vivíamos solamente de esto. Fue un sueño.
– ¿Qué significado tiene Libertad para vos?
. Libertad fue todo, mi vida. Fue mi escuela, aprendí todo en el club. Conseguí todo. Todos los amigos que tuve y sigo teniendo hasta el día de hoy, la gente misma de Sunchales de Libertad, hasta el día de hoy y más ahora en cuarentena, es terrible lo que me está pasando. Empezás a irte para atrás y todo lo que uno vivió, lo hicimos colectivamente con esos equipos y en tantos años que estuve en el club, pasa a valer 3 o 4 veces más. Te mandan fotos, videos, te agradecen… «¡Mirá lo que hiciste!» «¡Mirá lo que pasó!» «¿Te acordás de esto?»… y pasa tantas cosas y tan rápido que para mí es increíble, y hay cosas que no me acordaba hasta que lo refresco en estas situaciones. Una locura. Imaginate que con Libertad nosotros fuimos a jugar una final de la Sudamericana contra el Vasco Da Gama, que venía siendo campeón de todo, con americanos y una chapa tremenda. Y nosotros teniendo un equipo donde éramos casi todos nacionales y varios chicos del club terminamos llevando a Libertad a lo más alto, porque ganar una Sudamericana en ese momento era lo mejor que te podía pasar. Para mí Libertad fue una escuela, una enseñanza de vida, y junto a mi familia fue lo más importante que tuve en mis inicios de chico hasta de grande. Todo lo que sé en mi vida lo sé gracias a mi familia obviamente, pero también por vivir dentro del club. Decírtelo en una palabra, en dos o tres, o incluso en una frase, se me hace muy difícil porque Libertad es muchísimo de mi vida, no podría resumírtelo, son muchos años. Te estoy contando todo esto porque es lo que me pasó y siento.
– Lo que pasa es que más allá de los muchos años que pasaste en el club como jugador, también hay algo muy fuerte y es que les pasó todo de golpe. Fue esa época dorada de Libertad, de la Liga B al TNA, del TNA a la A, Sudamericana, subcampeón de Liga, título de Liga Nacional… casi una década tremenda, y más para vos que surgiste ahí y en lo personal también te catapultó todo lo que fue pasando. Ese Libertad creo que ganó todo lo que tuvo delante.
. Es que es muy difícil que a otro chico le pase. O sea, yo nací en Sunchales, hincha de Libertad, hice toda mi vida en el club, llegué a profesional, estaba jugando con el Memo Bertoldi un tipo que es tan importante como Gonzalo, cuando llega Gonzalo me empieza a tener confianza, o no sé si no había un mango pero me tuvieron en cuenta para jugar. Y así, empezamos a lograr cosas. Fue una catarata de títulos, de sentimientos y anécdotas. La gente estaba local. Esos 12-13 años no podíamos parar, ni yo ni nadie en Sunchales. Era un sueño, lo que nos pasó fue un sueño, no lo podíamos creer. Vos pensá que ascendimos de la B al TNA con todos pibes del club, del TNA a la A con 7 jugadores de la cantera de Sunchales, después pasamos a jugar una final de Liga Nacional contra Estudiantes de Olavarría en el 2001, después al otro año campeón Sudamericano perdiendo en esa misma temporada semifinales de Liga contra el Atenas de Herrmann y Milanesio mientras nosotros jugábamos además de esas semis la serie contra Estudiantes de Olavarría por la Sudamericana. Muchísimo. Y a eso sumale ganar dos Súper 8, uno en Junín y el otro en Mar del Plata; un Súper 4, ese Top 4 en Santa Fe. Y después ganar la Liga en la 2007/08, y también otra Sudamericana más donde yo tuve la mala suerte de lesionarme el tendón de Aquiles y no estuve ese año. Pero por eso te digo, fueron 12-13 años de Libertad que realmente fueron especiales porque no le pasa a otro chico normalmente. Que sea en un mismo club, en el club de tus inicios, de tu ciudad, en el club de tus amores. Es demasiado fuerte todo contarlo, tenés que vivirlo. La verdad es que esto te tiene que tocar, y yo estuve tocado por la varita mágica como le pasó a todos los chicos con los que vivimos esos inolvidables años con Libertad. Gracias a Dios vivimos toda esa época dorada de Libertad, en mi caso jugando mucho más que algunos de mis compañeros, teniendo un poco más de responsabilidades, pero al fin y al cabo termina siendo tan fuerte todo que es imposible describírtelo. Suma que tengo todos mis amigos acá en Sunchales, los del básquet y los que no son del palo, y ese sueño se potencia. Pasó todo tan rápido que hoy en día nos damos cuenta de todo lo que se logró. Pensá que el club había vendido la plaza y estaba en la tercera categoría, no venía bien económicamente, y de la nada empezamos a ganar, a subir, y se generó todo esto que hizo que hasta hoy en día Libertad sea considerado como uno de los grandes de la historia de la Liga Nacional.
– El tema es que nada de eso fue casual, ¿y ahí esa explicación cuál sería? Porque creo que cuando estaban en Liga B parecía inédito que podía explotar en todo lo que después terminó pasando.
. No, nunca. Si me preguntaras si pienso que ahora volvería a pasar algo igual, te diría que no lo creo. Y menos en una ciudad como Sunchales, con 18 mil habitantes. No es que era Córdoba, Rosario o Buenos Aires, donde quizá uno tiene más sponsors o más facilidades para hacer las cosas bien. Evidentemente había toda una orquesta bien afinada para que Libertad en todos esos años se consigan cosas. Si no está bien la dirigencia, el cuerpo técnico y los jugadores no se puede hacer mucho. Claro que hubo algunas diferencias pero nada que pase a mayores, pero siempre lo primero era Libertad y eso fue lo principal. Cuando vos pensás en tu club y el día a día estaba bien, nos llevábamos todos bien y funcionaba, claramente algo había. Todo era un combo, porque la ciudad también ayudaba, los hinchas nos ayudaban, los jugadores se sentían cómodos y hasta el día de hoy hay varios de esos jugadores que se quedaron a vivir en Sunchales y conformaron una familia. Evidentemente había algo mágico en Sunchales en esa época, y gracias a Dios a mí me tocó vivir todo. Lo único que me faltó jugar y ganar fue esa Sudamericana donde estaba lesionado, pero sino te diría que tuve la suerte de estar en todos los equipos y campeonatos. Una locura, algo que no le pasa a una persona en su propio club, parece algo irreal.
– Hoy decías que tuviste esa «suerte», pero también es una realidad que a esa suerte hay que fabricarla. Vos construiste todo eso, y lo que te pasó después, tantos años de continuidad en la elite con Libertad, sin olvidar selección argentina o haber sido elegido mayor progreso en el 2000, es parte de tu trascendencia.
. Sí, tal cual. Estuve casi año y medio con la selección, éramos una selección B pero entrenábamos con la dorada. Éramos parte de lo que los chicos ganaban y lo disfrutamos a full. Los dorados ganaban todo. Cuando Argentina salió campeón del Preolímpico de Neuquén, unos meses antes habíamos ido al 5 Naciones en Brasil con un equipo mezclado, algunos jugadores que estábamos en la Liga, otros de afuera y alguno de la Generación Dorada. Creo que estaban Pepe Sánchez, Wolkowyski, Herrmann, una mezcla, donde perdemos la final contra Yugoslavia que tenía un equipazo. Después de ese Preolímpico donde nosotros estábamos entrenando con el equipo, con esa selección B nos vamos a jugar los Juegos de la Buena Voluntad en Australia donde perdemos la final contra el Dream Team, porque recuerdo que Estados Unidos le daba mucha bola a ese torneo y llevaba a los mejorcitos, estaban Baron Davis, Kenyon Martin, Shawn Marion, un montón de jugadores. Nosotros estábamos con el Gringo Pelussi, Leo Gutiérrez, Walter, Pablo Moldú, Sucatzky, Dani Farabello, todos de Liga Nacional, ahí sí que ninguno era de afuera, salvo Walter que de ahí se para Fuenlabrada. Con Walter nos fuimos a jugar la Liga de Verano a Fuenla, habíamos quedado los dos y yo tomé la decisión de quedarme en Libertad. No fui, me quedé jugando la Liga Nacional en Libertad. Walter desde ahí empezó a hacer más fuerte su carrera y no paró hasta la NBA, imaginate todo lo que le fue pasando. Y ahí quizá te ponés a pensar un poco en la decisión que tomé yo de quedarme en Libertad, no se puede hacer futurología de qué hubiese pasado si me iba, pero para serte sincero no me arrepiento de las decisiones que tomé. Era tanto lo que sentía por Libertad y la verdad es que lo tenía tan fácil optar por quedarme acá, que terminé decidiendo en no irme afuera. A lo mejor si me iba del club hacía otra carrera, quizá en el exterior, mucho más importante o no, uno nunca sabe, pero sin ninguna duda que las decisiones que uno va tomando te van marcando. Pero como te digo, no me arrepiento de no haberme ido porque Libertad era todo.
– Creo que también esas decisiones fueron las que te terminaron dando toda imagen como uno de los ídolos de la institución, por esa fidelidad y ese arraigo al club que te crió.
. Eso es verdad también, sí. Mirá, cuando nosotros ascendimos el segundo año me viene a buscar Atenas en su mejor época, te hablo del mejor Atenas de la historia seguramente, y la verdad es que les dije que no, porque me quedaba en Libertad. O sea, la gente no es que te quiere así porque sí, sino porque la verdad es que uno dejó la piel dentro de la cancha. Tampoco era algo que me salía forzado, sino porque lo sentía así y me gustaba y la verdad es que acá en Libertad jugaba al básquet con el corazón, y encima ver afuera a todos mis amigos, a toda la gente que uno se cruza todo el día, gritando y coreando tu nombre… la verdad es que parece una película. Hoy en día, mirá vos también cómo es esto, que recién ahora cuando tenés un poco de paz o estás un poco frenado por todo esto que pasamos en el mundo entrás en razón respecto a todo lo que fue la vida de uno. Ayudado también por la gente misma, cuando te menciona o sube una foto tuya en redes, con 400 me gusta que acá en Sunchales es un montón.
– Hago un paréntesis, porque sé que es un entrenador que te marcó muchísimo en tu carrera. ¿Qué opinión tenés de Gonzalo (García)?
. A Gonzalo lo tengo allá arriba, olvidate. Si Gonzalo no hubiese llegado a Libertad dudo muchísimo que yo haya podido jugar profesionalmente al básquet. Me dio todas las herramientas y confió en mí desde el vamos. Gonzalo para mí es mi padre basquetbolístico, y lo considero un amigo. Después pensá que hasta me lleva Gimnasia de La Plata, ese año que la verdad es que además de jugar muy bien la pasamos fantástico. Con Gonzalo es con el único técnico que tengo una relación de amistad, porque cada vez que nos encontramos hace falta una mirada para ya comenzar a reírnos, porque la hemos pasado muy bien juntos y compartimos cosas increíbles. Eso me pasa. Tanto para mí como para Libertad, Gonzalo es el eslabón principal para que el club haya podido conseguir todo lo que logró, y después desde lo personal a mí me dio todo. Gracias a Dios lo entendí, y tanto a mí como a muchos chicos de Libertad de esa época, todos los que te nombraba, nos dio la posibilidad de jugar profesionalmente al básquet y vivir de esto. Más allá de que nosotros en Libertad con todos los grandes técnicos que había siempre tuvimos una buena enseñanza, eso no hay que dejarlo escapar, pero Gonzalo nos cambió la vida a nosotros.
– Hablame de la Sudamericana que logran apenas 4 años después de estar en el ascenso. En el 98 estaban ascendiendo y en el 2002 saliendo campeones continentales. ¿Qué recuerdos tenés de ese torneo?
. La primera Sudamericana que ganamos fue también algo muy grosso porque nosotros habíamos comenzado esa Liga Nacional con un equipo terrible. Teníamos tres americanos que eran (Emeka) Okenwa, (Patrick) Savoy y Monty Wilson, estaba el Che García, Sucatzky, el Negro Acosta, Chuzo González, el Gallo Pérez, el Chino Benítez, yo… recuerdo que tuvimos el mejor comienzo de la Liga Nacional, porque habíamos ganado como 13 partidos seguidos. Tenemos eso de que se vino todo el lío en Argentina del 2000, y los americanos y el Che García se fueron del equipo. Veníamos con un juego demasiado aceitado, estábamos con el Zeta Rodríguez como entrenador, fue algo muy importante porque no nos dábamos ni dos pesos por nosotros para ganar la Sudamericana. Empezamos la primera fase bien, el primer playoffs bien, llegamos a una semifinal contra Olavarría que tenía un equipazo y la pudimos ganar 2 a 1. Así llegamos a la final jugando también un básquet muy lindo y rápido, porque corríamos muy bien la cancha, Libertad siempre se caracterizó por tener chicos del club jugando, y la gente va a la cancha por eso, porque es propio del club de barrio, que esos chicos jueguen y se los tenga en cuenta.
– Bueno, esa versión de Libertad con el Chino Benítez y vos ya tenía una identificación fuerte, más porque también había otros jugadores que ya eran importantes como Sucatzky, el Gallo Pérez y Román.
. Claro. La gente estaba muy identificada con ese equipo que ganó la Sudamericana, iba mucha gente a la cancha. En la final había más de 4 mil personas, no recuerdo haber visto nunca al Hogar de los Tigres con tanta gente como la que estuvo esa noche. No entraba un alfiler, había gente por todos lados, era tremendo. Cuando jugamos en Brasil con Vasco Da Gama el primer partido lo perdemos por uno; el segundo partido lo ganamos y nos querían linchar, tanto que tuvimos que irnos corriendo al vestuario y estuvimos como 4-5 horas encerrados ahí, no nos dejaban salir. Cuando volvimos, era tanta la euforia de la gente que no podíamos salir del colectivo, y no habíamos ganado nada todavía, solamente un partido. Imaginate que cuando ganamos el primer partido en Sunchales, el tercero de la serie, no lo podíamos creer y nos pellizcábamos para ver si era verdad. Porque sinceramente más allá de que jugábamos bien nosotros éramos un equipo humilde, éramos buenos jugadores pero contra el Vasco Da Gama que tenía todos jugadores buenos, muy buenos americanos y 4-5 jugadores en la selección, con Helio Rubens de entrenador. Fue una final que cuando entramos al partido, ya viendo anteriormente cómo se venía palpitando con tanta gente desde el tercer partido y sabiendo que ganando ese cuarto juego Libertad iba a tomar una trascendencia internacional, entramos bastante nerviosos. Jugamos mal en el arranque, de a poquito la gente nos fue ayudando y fuimos mejorando, y terminó siendo un partido peleadísimo hasta los 5 minutos del último cuarto. Encima en ese juego se vio al mejor Libertad de toda la Sudamericana, cuando normalmente el Vasco te pasaba por arriba. Fueron una locura los festejos, en la cancha y afuera, se llenó el centro de Sunchales y para nosotros era algo ya complicado, porque como te decía, éramos 18 mil habitantes en Sunchales y meter 4 mil dentro de la cancha era tremendo. Tenés que vivirlo como nos pasó a nosotros para poder entenderlo con tanta claridad. A mí se me cruzan un montón de imágenes dentro de la cabeza en este momento y se me hacen difícil ordenarlas. Los festejos con la bandera de Argentina, junto con Facundo, ver el estadio lleno y que todos canten por Argentina, no por Libertad sino por Argentina, también te hace entender en ese momento tan fuerte que estás representando no solo a Sunchales sino también a toda Argentina. Piel de gallina contarte todo esto. Para uno, que nació en un pueblo tan chiquitito como Sunchales y llegar hasta donde llegamos, la verdad es que son cosas que te marcan a fuego porque no te las olvidás nunca más, te las llevás al cajón. Esa Sudamericana fue muy importante, más que el ascenso porque para la institución fue empezar a hacerse reconocida nacionalmente más pero también a nivel internacional. Pero bueno, son dos cosas distintas, al ascenso yo lo viví como hincha, y todas las cosas que pasé en mi club tienen un valor importantísimo y son diferentes. Quizá para alguien que viene de afuera son importantes, pero para mí, que casi todas las cosas que logré en mi carrera fueron con Libertad, en mi club, sin dudas todas esas cosas tienen un tinte diferente y son igual de importantes. Todos los títulos en Libertad fueron muy importantes, pero este de la primera Sudamericana para mí fue el más importante de la historia de Libertad, porque esos títulos te ponen allá arriba de todo. Lograrlo fue otra vez un sueño, de esa época dorada de Libertad.
– Después un poco más acá tuvieron la Liga, algo que lo venían buscando desde hace un tiempo largo.
. Era la frutilla del postre que le faltaba a Libertad, sí. De tantas veces intentar llegar y estar a un pasito, finalmente se dio en esa 2007/08. Se buscó tanto esa Liga que terminó dándose en ese año. Y se dio todo, la llegada de Julio Lamas como técnico, y la llegada anteriormente del Sepo Ginóbili que fue muy importante no solo como jugador sino también como persona, se sabe que Sepo es muy querido y respetado acá en Sunchales. Teníamos un equipazo, también estaba Pablito Moldú, el Chino Benítez, el Gringo Pelussi, Laron Profit, Robert Battle, Marquitos Saglietti…
– ¿Sintieron también ustedes que era un equipo que se ensambló y marcó tanta autoridad como lo decían los resultados?
. Fue una locura, sentíamos que pasábamos por arriba a cualquiera. Teníamos los 5 titulares que entraban, pero los 5 que veníamos atrás podíamos tranquilamente ser titulares en cualquier otro equipo, entonces no desentonábamos nunca y no le dábamos respiro a nadie. En esa final también tuvimos al mejor Laron Profit y también a Battle. Más allá de tener una unión y una química de juego bárbara, los dos extranjeros estuvieron a un nivel superlativo. Se dio un combo perfecto en esa temporada, la idea de juego de Julio la pudimos agarrar enseguida, ese mismo año también ganamos el Súper 8 en Mar del Plata. Recuerdo que arrancamos con Pittman de extranjero pero después de unos partidos lo suspendieron, jugamos un montón de tiempo sin esa ficha, y ahí nos cubrió Marquitos Saglietti, que es otro de los pibes surgidos del club y que esa temporada lo marcó mucho. Marcos tuvo un nivel espectacular, lo eligieron sexto hombre después de eso, y desde entonces me parece que su carrera se despegó y es otro de los ídolos del club. Fue un año muy bueno en lo deportivo y en lo institucional también, porque Libertad estaba pasando una muy buena faceta y se coronó con un campeonato que era esa frutilla del postre que le faltaba al club. Después quedó la espina de la Liga de las Américas que perdimos semifinales, y hasta ahí. Hasta esa 2007/08, desde el 96, vivimos doce años de mucha gloria, peleando por cosas que no se pudieron lograr pero también claro está ganando muchísimo. Por eso a un club así, en una ciudad chica, que le pasen todas estas cosas que hablamos termina siendo muy fuerte. Por eso hoy en día es que también se les sigue dando tanta trascendencia a esos logros.
– Tuviste otro ascenso con San Martín.
. Sí, con San Martín tuve otro de los ascensos del TNA a la A. La verdad es que la pasé muy lindo esos años en Corrientes. Pasé un montón de cosas muy lindas, al día de hoy me recuerda y quiere un montón de gente. Después de Libertad, puedo decirte que llegué a sentir algo parecido ahí en San Martín, porque tenía todo ese sentimiento de club de barrio, de la nada llegar a la Liga Nacional y hacerlo incluso al día de hoy… la verdad es que la gente de Corrientes es muy solidaria y yo los quiero mucho. Desde el primer momento que llegué y hasta que me fui me trataron muy bien. Imaginate que mi primer hijo es correntino, así que con eso te digo todo. A San Martín lo llevo también dentro del corazón, lo llevo guardadito en lo profundo.
– Hablamos de toda la parte hermosa que viviste pero también quería ir un poco a lo no tan bueno. Y es que a vos te pasó algo medio inusual, de que te rompiste tres veces el tendón de Aquiles y tenía curiosidad sobre eso. ¿Cómo vuelve uno a levantarse después de esas piedras más siendo lesiones duras y de largos periodos de recuperación?
. La verdad es que eso fue mi tendón de Aquiles valga la redundancia (risas). En la 2005/06 volvíamos de jugar la Sudamericana en Venezuela, le habíamos ganado a Cocodrilos creo y pasamos a semifinales, fuimos a Olavarría a jugar contra Estudiantes, que en ese momento estaba Oveja Hernández. Me acuerdo que estaba en un gran nivel y me llega la citación para volver a la selección, para entrenar, y obvio que estaba muy feliz porque no estaba desde 2001-02 convocado. Tuve la mala suerte que esa noche en el medio del partido en Olavarría siendo una explosión en el tobillo y me caigo al piso. Olavarría se llenaba, miré para atrás pensando que me habían tirado algo, porque la sensación es como si te pegasen un cascotazo en el tendón, es esa explosión de que se rompe el tendón, y no había nada, no me habían tirado nada. Entonces me quiero tocar el pie y me doy cuenta ahí que no tenía la continuación del tendón, la verdad es que fue muy feo. Es una lesión muy fea, cuesta mucho recuperarse, y eso también me marcó porque me costó un montón volver, me perdí la selección y cuando vuelvo a jugar se me corta de nuevo el tendón… y ahí con 28 años se me pasó por la cabeza no jugar más. No tenía más ganas, porque la rehabilitación es extremadamente durísima y sumamente doloroso todo ese proceso. Para mí fue bueno porque la verdad es que me enseñó a no rendirme. No tenía más ganas los primeros días, pero después a poquito te vas recuperando, cuando te sacan el yeso vas queriendo pisar, después vas queriendo trotar… y así. Todo lleva a que se te vuelvan esas ganas de jugar y que le des muchísimo más valor al básquet. Porque a lo mejor yo tomé buenas decisiones en mi vida pero después de las lesiones y el esfuerzo que le metí para volver. Podés tirar todo a la borda, pero vas tomando conciencia de lo que realmente es el cuerpo, de cómo tenés que cuidarte, del entrenamiento invisible, y eso obviamente te enseña un montón. De a poquito vas tomando conciencia de eso y madurando en un montón de cosas. Estuve 6 meses para recuperarme, volví y se me cortó de vuelta estando 10 meses más para volver la segunda vez a las canchas. Cuando volví por segunda vez fue para ese año de Libertad campeón 2007/08, y después me voy a San Martín. Me acuerdo que después de salir campeón Lamas se reunió conmigo para quedarme en el club, pero yo necesitaba un aire para mí y para mi cabeza, necesitaba salir un poco de toda esa locura de sensaciones que me generaba Libertad. Ahí me voy a San Martín.
– ¿Qué te enseñaron todas esas lesiones?
. Crecí un montón, le di un valor mucho más grande a la familia, conocí a la que fue mi señora mi ex mujer, tuve hijos y empecé a darle importancia a otras cosas. El básquet es importante pero ya teniendo un hijo es como que te cuidás más. Me acuerdo que después de la tercera cortadura del tendón ya dije basta… fue a los 31 años en Oberá. No quería jugar más, pero saqué fuerzas de no sé dónde y acá estoy otra vez, todavía jugando al básquet y cerca de cumplir 41 años. En todos esos años después de la tercera vez que me lesioné, cuando me recuperé pasé por el TNA, el Federal, después volví a la Liga con Libertad, al TNA de vuelta, y así. Pero siempre me moví en el norte, también por mi familia. Ahí tenemos que empezar a hablar, después de Sunchales, que yo me fui a San Martín, Sarmiento, AMAD, La Unión de Formosa, Oberá. Creo que esa decisión de bajarme de la Liga Nacional e ir a jugar a San Martín fue buena en el sentido familiar, porque maduré en un montón de cosas. Gracias a eso también hoy tengo dos hijos que me han cambiado la vida. Por eso te digo que de esas tres lesiones saqué de positivo el no rendirme, el volver a jugar obviamente al básquet, que por esas cosas que me pasaron me ayudaron a tener una familia y tener dos hijos preciosos que hasta el día de hoy están conmigo en la cuarentena y me hacen ver la vida de otra forma. Creo que esa es la enseñanza que me dejaron un poco esas tres lesiones que tuve, que dentro de lo malo surgió algo bueno, porque en eso que fui viviendo me fui haciendo más persona, tomé la conciencia que antes no había tomado por no haber parado nunca la pelota desde los 15 años y vivir todas las cosas me pasaron en el club. Entonces cuando uno tiene más tiempo para pensar por estas cosas de las lesiones, creo que me llevó a tomar algunas decisiones que fueron buenas. Aunque uno pueda creer que bajar de categoría no es bueno, a mí me ayudó para tomar conciencia con esas cosas y hasta formar una familia, y no me arrepiento de eso, de tener dos hijos maravillosos que me cambiaron la vida.
– Incluso después de esa tercera lesión volviste a jugar en altísimo nivel. Más allá de convencerte a vos mismo, ¿dónde encontraste la fuerza para no bajar los brazos? ¿La pasión?
. La realidad es que lo primero es la familia, la familia está al pie del cañón siempre. Eso es indiscutible, siempre es un eslabón fundamental y sobre todo cuando te pasan cosas malas. Pero también está eso que decís, porque las ganas y la pasión que siempre le metí al básquet fueron las cosas que me tiraron para volver en todo momento. La sensación que yo tengo jugando al básquet, la sensación y lo que vivo cuando juego un partido donde sea, es algo que creo que no la he vivido en otro ambiente de mi vida. Por eso te digo que el básquet para mí es todo, me dio todo, tanto lo bueno como lo malo. Algunos dicen que aprenden un poco más de lo malo, pero yo creo que las dos cosas te dan exactamente lo mismo. A mí me pasó que con lo malo sufrí más entonces eso me fue haciendo cada vez más hombre. Chocas, chocas y chocas, y yo que choqué tres veces con la misma lesión, siendo una lesión muy grave, fue cuando me metí en la cabeza que eso no me iba a frenar, que no me iba a ganar. Es tanta la adrenalina que uno agarra cuando entra en la cancha de básquet, que me dije a mí mismo que tenía que volver. Imaginate que en la tercera lesión de tendón que tuve me tuvieron que cortar también un cuarto del gemelo de esa pierna derecha, de lo fuerte que fue. Con esto voy a que eran tan grandes las ganas de jugar y no rendirme que igual pude superar todo lo que pasó, y volví. La operación de esa tercera lesión llevó 5 horas, cuando una cirugía normal lleva 15-20 minutos. Había ido a operarme a Buenos Aires, mi viejo preguntaba qué pasaba que tardaba tanto la operación, pensó que pasaba algo, y el médico le dijo a mi viejo que tenía el 80% de posibilidades de no volver a jugar al básquet. A mí no me habían dicho nada, me enteré después, pero le puse tanto huevo que volví y el médico al día de hoy no puede creer que siga jugando al básquet. El kinesiólogo me tocaba el tendón y no lo podía creer, quedó más duro que una roca. Obviamente que no era el mismo, porque tuve que ir adaptando mi forma de juego. Yo era explosivo, era de llevarme todo por delante, y me fui adaptando al básquet de hoy. Al día de hoy no lo pueden creer que siga jugando porque el tendón derecho explotó literalmente. Yo pienso que ahí, en estas cosas, el de arriba me dio otra chance, y soy mucho de creer que todo lo que hacés vuelve de alguna forma. Siempre fui un tipo de buena madera, que todo lo que hizo fue con buena leche y sin malas intenciones, siempre auténtico y me llevé bien con todos. Eso es lo más importante que coseché en mi vida, con eso me voy al cajón, y creo que todo eso de una u otra manera siempre vuelve, por eso creo que de arriba me dieron la oportunidad de seguir jugando más allá de las cosas que tuve que pasar con las lesiones. Y acá estamos todavía, siguiéndola, sin bajar los brazos y haciendo lo que me sigue apasionando tanto que es el básquet.
Nota realizada por Lucas Leiva y publicada en la web de la Liga Nacional: http://www.laliganacional.com.ar/ligaargentina/page/noticias/id/30593/title/Ceruti%2C-el-sello-de-una-leyenda-de-Libertad