Libertad tuvo un tercer cuarto arrasador con un demoledor parcial 30-17 que interpuso 21 de ventaja ante los entrerrianos. Y si bien, hubo una notable reacción de la visita en el último período, el equipo aurinegro terminó cerrando cómodamente el cotejo por 95 a 82 para no perderle pisada al puntero de la Conferencia Norte.
Los Tigres tuvieron un buen arranque ante los paranaenses. Con una gran efectividad en la ofensiva que incluyó 2 triples, sacaron una rápida ventaja de 8 cuando transcurrían los primeros 4 minutos ante un rival que no acertaba en el aro contrario. Pero dos polémicos fallos arbitrales le posibilitaron a la visita limar la grieta: primero una falta antideportiva a Zago: y 60 segundos después una falta y falta técnica por reclamar al Goyo Eseverri, se transformaron en el trampolín para que los entrerrianos se acercaran a un doble, cerrando el dueño de casa por 3 arriba (21-18) los primeros 10 minutos.
El segundo período se caracterizó por el bajo goleo y la intermitencia de los protagonistas, especialmente de Libertad que aparecía por ráfagas para distanciarse momentáneamente hasta que Echagüe reaccionaba y se volvía a poner en juego. Fue clave en la formación de Sebastián Saborido el aporte del banco en el tramo final de la primera etapa. Los hermanos Alonso y Landoni redondearon 13 unidades que abultaron la ventaja a 8 antes de retirarse al descanso largo (39-31).
En el tercer período se vio la mejor versión de los Tigres, con una ofensiva fluida, alta eficiencia y corriendo la cancha ante un desorientado rival que opuso poca resistencia. Barovero fue una verdadera pesadilla aportando una docena de puntos mientras que el venezolano Ruiz se transformó en el dueño de las 2 pinturas, colaborando con otras 9 unidades. El gran trabajo colectivo aurinegro fue sumamente redituable: llegó a gozar de una máxima de 23 y el tremendo parcial del cuarto (30-17) le posibilitó cerrar con una holgada diferencia de 21 (69-48).
Sin embargo, cuando parecía todo definido, los soldados de Daniel Beltramo, ante una distancia casi insalvable, salieron a matar o morir, y les salió mejor de lo que imaginaban. Promediando el último cuarto se acercaron a una decena de puntos (75-65) con el coraje de Sandrini y la puntería de Buemo y Giarrafa. Hasta ahí llegaron. El anfitrión recompuso su línea y con la dupla Barovero – Copello puso la casa en orden para despedirse con un triunfo sin sobresaltos.