Los Tigres no tuvieron problemas para despachar a San Isidro por 99 a 79 y seguir ascendiendo en la tabla de posiciones con el mejor récord de la Conferencia Norte: 9-2. El equipo se mostró equilibrado con un gran trabajo de los internos aurinegros. Barovero fue una verdadera pesadilla con 38 puntos pero el venezolano Ruiz fue una bestia en defensa: 20 rebotes (10 ofensivos), 5 asistencias y 4 recuperos. Y por si fuera poco, aportó 11 unidades.
La resistencia cordobesa en la primera etapa duró poco más de los 6 minutos iniciales. Fue el lapso donde el juego estuvo parejo porque los extranjeros visitantes y Sciutto aportaron una docena de unidades para que el trámite no tuviera amplias ventajas. Pero esos 12 puntos no se movieron en los 3’30» restantes y el dueño de casa se lo hizo pagar caro. Liderados por el intratable Barovero que lastimó en la ofensiva desde el arranque mismo, Libertad interpuso un 11-0 que los alejó a 13 (25-12) antes de retirarse al descanso corto.
Pero la notable supremacía se extendería por otros 7′ en el segundo período, agigantando la grieta a una veintena de puntos (47-27). A esa altura, Barovero ya sumaba 20 y otros 12 Copello. Todo hacía indicar que el partido iba camino a sentenciarse, especialmente porque el conjunto de Julián Pagura era una sombra en el rectángulo de juego. Pero San Isidro supo reaccionar en el cierre de la primera etapa para descontar migajas, cerrando con una desventaja de 16 (51-35).
Sin embargo, cuando las apuestas no favorecían a los sanfrancisqueños, la segunda etapa tuvo 10 minutos iniciales sorprendentes donde los Halcones se pusieron en juego sustentado en una notable mejora en la actitud defensiva y en la efectividad ofensiva. El tridente Pais, Sciutto (2 triples) y Durley (10 puntos) lideraron la remontada ante la pasividad de Libertad que veía reducirse la diferencia hasta contraerse a 6 (64-58) con un triple de Durley cuando faltaban 3′ para el descanso. En el tramo restante, fue palo y palo. Landoni clavó 2 triples pero Pineda y Stibbins respondieron en la vereda de enfrente. Hasta que apareció Bruno, el verdugo que ya había aportado otros 11 puntos en este período, para descerrajar un escopetazo desde los 6,75 con tablero que elevó la vara a 9 (75-66) antes de ingresar al cuarto definitorio.
Sin embargo, cuando todo hacía predecir que el final iba a ser equilibrado, los Tigres pusieron la casa en orden, llevándose por delante a un San Isidro que pareció gastar toda la energía en el cuarto anterior, convirtiendo raquíticos 6 puntos en 7’30». De entrada, el equipo aurinegro interpuso un 6-2 para alejarse a 13, exigiendo la solicitud de un minuto a Pagura. Pero la cuenta siguió inflándose en la medida que pasaron los segundos, con el aporte de Landoni y Ruiz en la pintura. El triple de Copello faltando 2’30’ fue el tiro de gracia que marcó la imposibilidad de una reversión por parte de la visita. Un 95-72 lapidario que interponía 23 de ventaja, momento en que el entrenador Sebastián Saborido hizo ingresar a los más jóvenes para finiquitar una faena excelente que solo tuvo un momento de relax donde los Halcones se ilusionaron con ganar su primer juego de visitante.
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