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Básquetbol Profesional

Agustín Caffaro, el martillero público que debutó en la Selección a lo grande

El diario Clarín, a través de su periodista Mauricio Codocea, también resaltó la actuación del lungo de Piamonte. «El pivote de 24 años está convencido de que los jóvenes deportistas pueden compatibilizar los estudios con el entrenamiento. Sumó 9 puntos en 10 minutos para la Mayor, contra Puerto Rico, por las Eliminatorias» afirma. Este lunes, a las 21:00, tendrá su segunda oportunidad vistiendo la celeste y blanca cuando enfrente a Estados Unidos.

«Aprovecha la hora de la siesta, baja al hall del hotel y deja en la habitación a Lucio Redivo, su primer compañero en esta aventura. Un poco porque accedió a la entrevista telefónica con Clarín desde Puerto Rico y le pareció el mejor momento, pero además porque no suele dormir demasiado. Entonces Agustín Caffaro intenta ponerle palabras a lo inexplicable: transitar los momentos iniciales de su vida en la Selección Mayor de básquetbol.

“Las vivencias son muy emocionantes. Estuve en la Sub 17, pero esto es completamente distinto”, dice el pivote de Libertad, que llegó al club de Sunchales para esta temporada y, en un meteórico ascenso, se ganó la convocatoria de Sergio Hernández en base a su gran rendimiento. Y tuvo un promisorio debut con la celeste y blanca: 9 puntos y 3 rebotes (2 ofensivos) en 10 minutos, además de personalidad para protagonizar varias jugadas clave ante Puerto Rico en las Eliminatorias mundialistas.

La convocatoria lo sorprendió no tanto por su actualidad, que lo tiene promediando 10 puntos y 4,5 rebotes en 20 minutos, sino por el brusco cambio que le significa en su carrera. «Si me voy 6 u 8 meses atrás, estaba terminando la temporada en Boca, sin más minutos que los ‘basura‘, y nunca había tenido una oportunidad como la que me dieron este año en Libertad», reconoce.

«Estoy teniendo buenas actuaciones, al igual que el equipo, pero como hace tan poco tiempo estaba sin jugar, esto no lo esperaba«, dice respecto a su convocatoria el joven de 24 años.

Francisco, su hermano “del medio”, pasó por la Academia de la NBA en Australia y fue reclutado por la Universidad de Virginia, donde no puede jugar si no estudia. Para Agustín, la situación fue diferente, porque no tenía la obligación, pero se puso firme, terminó el secundario y se recibió de martillero público.

“Terminé la secundaria con alguna materia colgada y después, un poco por la insistencia de mi mamá, me anoté para la carrera de martillero público en la Siglo XXI. Ella sabía que tenía los tiempos. La verdad es que yo estaba asustado de no poder llegar con los tiempos, pero nada que ver: la completé en los dos años y medio que duraba”, relata.

Y asegura que querer es poder: “Siendo honesto, el tiempo lo tenés y si querés, lo podés hacer. Sobre todo si sos pibe: te la aguantás más, resignás la siesta, estudiás en los viajes. Te entrenás dos horas y media a la mañana, tres a la tarde y te quedan un montón de horas”.

Cáffaro segura que “no sale mucho el tema” entre los compañeros, pero dice que “hoy se está naturalizando más” el hecho de ser deportista de alto rendimiento y estudiar una carrera. Destaca a instituciones como Bahía Basket, donde les exigen a los chicos que estudien, y dice que sería ideal que todos los clubes apoyaran a los jóvenes, al menos pagándole parte de sus estudios.

“Nuestra carrera no dura el tiempo que a uno le gustaría -explica-. Y uno nunca sabe qué le puede pasar. Ojalá que no suceda nada y pueda jugar hasta los 40 como (Nicolás) Gianella, (Paolo) Quinteros o Manu (Ginóbili), pero si me llego a romper una pierna, ¿qué hago? Ojo, yo reconozco que si no hubiera tenido a mi vieja pinchándome, capaz no lo hacía. Pero hoy, desde este lugar, entiendo que está bueno que los chicos tengan alguien que los incite a estudiar”.

Recibido de martillero público incluso antes de pasar a Boca, dice que le gusta más la idea de ser corredor inmobiliario, lo que también puede ejercer con su título. “No sé si de acá a 15 años tendré la misma idea, pero está bueno tenerlo como opción”, asegura uno de los tres orgullos de mamá Sandra y de papá Claudio.

-Salvo Delía, ninguno de los jóvenes se asentó en la Selección en el puesto de pivote, que escasea en el país. ¿Te ves ante una chance de ganarte un lugar para el Mundial?

-Venimos de la Generación Dorada, que ganó mucho y dejó la vara muy alta para los que nos ponemos esta camiseta. Los nombres cambian porque se busca la excelencia y los rendimientos a veces varían. Que los altos escaseen tiene que ver con que el gran trabajo de reclutamiento se empezó a hacer en los últimos años. De a poco podremos darle cosas al grupo, sea yo o el que le toque. Te mentiría si te dijera que no me gustaría estar en el Mundial. Es complicado, porque hay buenos jugadores. Yo sólo trabajo para hacer lo mejor si llego a poder estar en una preselección o integrar un plantel.

Su presente en la Liga Nacional

Como fanático de Boca, para Agustín Cáffaro no fue fácil irse del club que ama. “Cuando fui a Boca, el papel de hincha jugó entre las opciones que tenía. Tampoco fui ciego: me habían planteado la chance de tener minutos y trabajar. Pero estuve dos años, en el primero no tuve protagonismo y en el segundo todavía menos. Aunque uno sea hincha, cuando ve que las chances se achican debe ser inteligente”, explica dejando en claro que esas puertas “siempre estarán abiertas”.

En Libertad de Sunchales encontró, por ahora, “su” lugar. El entrenador Sebastián Saborido lo llevó con el equipo que jugó el Argentino de Mayores. “No era fácil para él decir ‘lo traigo y lo hago jugar’, por más que uno tenga altura y se hable del potencial que uno tiene. Siempre sentí que lo que necesitaba era un entrenador que me diera confianza y la oportunidad de tomar decisiones y equivocarme para explotar mi juego. Eso es lo que se dio”, asegura el pivote de 24 años.

-¿En Libertad encontraste también la posibilidad de demostrarte a vos mismo que podías rendir con minutos?

-Cuando me tocó ir a Quimsa, después de jugar el Federal (en Sportsmen de Rosario), me sentía preparado. Al verlo a la distancia, quizás no era tan así: había llegado a un equipo que quería pelear la Liga Nacional desde la tercera categoría y no rendí demasiado. Cuando volví a bajar al TNA y jugué en Huracán de Trelew, me sentí mucho mejor y partir de ahí me sentí más listo. Yo creía que podía rendir, y nunca dejé de trabajar.

Agustín no duda en remarcar esta actualidad como la mejor que ha vivido en su etapa como jugador profesional. “Estoy en mi momento más alto. Ahora que puedo jugar, estoy suelto y, dentro de lo que me falta mejorar, siento que estoy haciendo las cosas bien”, concluye. De él depende construir su futuro.

FUENTE: https://www.clarin.com/deportes/basquet/agustin-caffaro-martillero-publico-debuto-seleccion-grande_0_CC2tKf9Aj.html

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